¿De dónde viene la ansiedad de comer? ¡Conozca ahora!
Ansiedad de comer
Nuestra relación con la comida no siempre es saludable. Además de la función de nutrir el cuerpo, la comida está relacionada con diferentes momentos de la vida: comemos para celebrar algo feliz o para componer un hecho triste, por ejemplo. Cuando esto sale del equilibrio, podemos vernos a nosotros mismos ante episodios de ansiedad.
Pero, ¿qué es comer binge? Es un desorden que se caracteriza por una ingesta exagerada de alimentos en corto intervalo de tiempo sin que haya hambre o necesidad física. Cuando está en ansiedad, uno pierde el control sobre la cantidad y la calidad de lo que come.
¿desea saber más acerca de esta afección, de dónde viene y qué hacer para tratarla? ¡ sigue la información que hemos traído en este post!
Entienda que la gente no siempre tiene ansiedad de comida
Usted probablemente ha tenido la sensación de comer demasiado en una fiesta de cumpleaños o ya han abusado de los dulces en un día melancólico. Estas son situaciones normales en la vida cotidiana, y no siempre representan episodios de comer compulsivamente.
Saber diferenciar estos momentos es esencial para la salud. Entienda que es normal comer más de lo usual unas cuantas veces. A diferencia de los animales, no vemos la comida como una fuente de nutrientes, la comida está presente en nuestras ceremonias culturales y tiene mucha relación con nuestras emociones.
Por lo tanto, salir de la rutina durante el fin de semana o comer en exceso en la fiesta de Navidad no siempre significa compulsión. Los que se enfrentan a episodios de binge comiendo ingieren grandes cantidades de alimentos en poco tiempo (menos de 2 horas), usualmente solos y sin hambre. Entonces, tiende a sentir un gran malestar del estómago lleno y mucha culpa como resultado del descontrol.
Es muy importante reconocer los síntomas de la compulsión y saber cómo funciona, porque es un desorden cerebral con varias causas. Mientras que muchas personas se enfrentan a este problema como falta de disciplina o fuerza de voluntad, este no es el mejor enfoque para ayudar a los que sufren con él.
Saber identificar los signos de la compulsión
Para ayudarle a diferenciar mejor lo que es una situación de exageración y lo que es, de hecho, un momento de comer compulsivamente, enumeramos los principales signos de la perturbación:
- Comer mucho, sin que el hambre lo justifica;
- Alimente rápidamente;
- Continuar comiendo incluso después de ser saciado;
- Ingerir grandes cantidades de alimentos, sufriendo de malestar estomacal;
- Ocultar para que nadie vea lo mucho que están comiendo;
- Sentir tristeza o culpa después del episodio;
- Tener problemas emocionales ligados a la alimentación (soledad, ansiedad, estrés);
- Para hacer dietas estrictas, pero para comer compulsivamente en días libres;
- Preocuparse demasiado por el peso o la apariencia.
Conozca las causas de la compulsión alimentaria
En general, no hay sólo un factor relacionado con los trastornos alimentarios. Además de la herencia genética, los aspectos ambientales y emocionales pueden influir en el desarrollo de estos problemas. Las personas del género femenino, principalmente adolescentes, suelen ser las víctimas más frecuentes. Esto sucede porque estos grupos se cobra más en relación con el patrón de belleza y la delgadez. En algunos contextos que pueden estar en el origen de la compulsión alimentaria:
Práctica de dietas rígidas
Puede parecer contradictorio a primera vista, pero hay una relación directa entre dietas restrictivas y compulsión alimentaria. La explicación es simple: el exceso de privaciones no facilita el mantenimiento de planes alimentarios rigurosos. La persona que sufre al privarse de alimentos sabrosos está más expuesta a episodios de compulsión. Además de sentimientos de frustración y deseo reprimido, el problema no está sólo en privarse de cosas que te gusta comer. Hay también una influencia biológica: el cuerpo humano necesita todos los nutrientes que ingerimos. Incluso aquellos más demonizados en las dietas restrictivas, como el carbohidrato, el azúcar y la grasa. Así, no es saludable forzar los límites del cuerpo al pasar muchas horas en ayuno o quedarse días y semanas ingeriendo pocas calorías. En esos momentos, su cerebro recibe un mensaje indicando que usted está sufriendo de privación de nutrientes. De esta forma, se prepara para garantizar la supervivencia – y esto implica comer excesivamente cuando ese alimento esté disponible de nuevo.
Obsesión con la propia imagen
Estar constantemente preocupada por cuanto su imagen corporal encaja en los patrones de belleza no es nada saludable. Este es uno de los factores de riesgo para la compulsión y hasta para los trastornos alimentarios, como la bulimia y la anorexia. Desafortunadamente, todos los días aparecen en los medios de comunicación indicaciones de nuevas dietas milagrosas, medicamentos que prometen adelgazamiento fácil y rápido. Además, es común que estas materias vengan acompañadas por fotos de modelos y actrices famosas, asociando la delgadez al éxito y el bienestar. Con eso, muchas mujeres y hombres se obsesionan en cambiar su propio cuerpo. Este es un riesgo aún mayor entre el público adolescente. A esa edad, la estructura emocional todavía está en formación. Con eso, las personas se vuelven más vulnerables a la opinión de los demás ya los patrones impuestos socialmente. La presión excesiva por controlar la alimentación y el peso puede generar episodios de compulsión.
Dificultades emocionales
Diversas cuestiones emocionales pueden estar relacionadas con la compulsión alimentaria, pues la comida a menudo se utiliza como soporte emocional. Así, es común que algunas personas desconten en los alimentos alguna frustración, tristeza, ansiedad o estrés. Hay también la idea de la recompensa, por ejemplo: la persona conmemora comiendo cosas sabrosas cuando recibe una noticia positiva o logra cumplir una meta.
El que sufre de ansiedad o depresión puede tener el trastorno o un trastorno alimentario asociado. Además, la compulsión es común en quienes presentan sentimientos de baja autoestima o experimentado algún trauma en la niñez o adolescencia. Este es un dato muy importante para los padres, que deben estimular relaciones saludables con los alimentos desde temprano.
La infancia es una fase fundamental para la construcción de los valores y de la estructura emocional. Por eso, es interesante que la familia tenga atención con la rutina alimentaria y prepare al niño y al adolescente para no rendirse a los patrones de belleza, a las dietas restrictivas ya la conexión entre comida y confort emocional.
Reconozca los riesgos de este problema
La ansiedad alimentaria trae consecuencias físicas, emocionales y sociales. Es difícil mantener una vida social activa cuando la persona tiene miedo o vergüenza de comer delante de otras. Por eso, es común que las personas compulsivas eviten encuentros con amigos y familiares y prefieren comer escondidos.
Además de estos, conozca otros riesgos que el disturbio puede generar:
- la obesidad;
- condiciones como la diabetes, la hipertensión, el colesterol alto y los problemas vasculares;
- problemas respiratórios;
- gastritis;
- trastornos alimentarios;
- dificultades emocionales, depresión o trastornos del humor;
Descubre cuál es la forma más efectiva para superar este desafío
Muchas personas se enfrentan a las dificultades para eludir la compulsión alimentaria. Este es un problema común incluso entre las modelos o actrices famosas que estampan portadas de revistas. Un punto positivo es que muchos que logran superar el problema cuentan su historia y dan consejos para ayudar a otras víctimas.
El primer paso para luchar contra la compulsión es darse cuenta del problema y buscar información. Saber que usted no está sola y que otras personas han logrado superar esta condición es muy importante. Vea otros pasos esenciales para tratar y vencer este problema:
Atención psicológica
Es esencial hacer el tratamiento adecuado y con profesionales capacitados. Es muy difícil conseguir resultados efectivos sin buscar ayuda. La presencia del psicólogo proporciona cambios en los patrones enfermos y el establecimiento de nuevos comportamientos y rutinas sanas.
El comportamiento compulsivo surge por la activación de disparadores, que serán diferentes para cada persona. Así, las sesiones con psicólogo son indispensables para entender la dinámica del disturbio y luchar contra él. En la terapia, la persona comprende lo que está detrás de su relación con la comida y aprende nuevas formas de lidiar con sus demandas emocionales.
Tratamiento multiprofesional
Además del psicólogo, otros profesionales también apoyan en la superación de los episodios compulsivos. Para algunas personas, por ejemplo, será necesario el tratamiento medicamentoso, principalmente si la compulsión alimentaria está relacionada a la ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales. Los medicamentos ayudan a controlar los síntomas del problema, mientras que las causas y las raíces del trastorno se trabaja en la terapia.
Otro profesional importante para las personas que se enfrentan a la compulsión alimentaria es el nutricionista. En esta atención, la persona recibirá información sobre los nutrientes y la alimentación adecuada. Junto con los avances logrados en la terapia, el equipo de nutrición logra concientizar al paciente a cumplir un plan alimentario más sano y equilibrado, lo que ayudará a disminuir el deseo compulsivo.
Cambios en la rutina
Para superar la compulsión y las consecuencias físicas y emocionales de ella también es importante cambiar algunos aspectos de la rutina. Invertir en su calidad de vida es siempre un factor que ayuda a prevenir y tratar enfermedades. Así, es necesario alimentarse de forma adecuada, hacer actividades físicas regulares y tener momentos de ocio. Estas actividades regulan las hormonas en el cuerpo y aumentan la sensación de bienestar.
Quien tiene problemas con ansiedad también puede aprovechar muchos beneficios practicando yoga o meditación. Por fin, dormir bien es otro aspecto fundamental para quien busca una rutina más agradable.
La compulsión alimentaria es un gran desafío, pero no es imposible vencerlo. El primer paso es reconocer el problema y buscar el tratamiento adecuado. Si usted identifica estas señales en sí misma o en algún conocido, busque ayuda. Siguiendo esas orientaciones y contando con buenos profesionales, su vida va a cambiar.
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