Desarrollo personalSalud Mundial

Aspectos emocionales del aislamiento social y sus consecuencias.

Inmunidad física e inmunidad emocional

Con la necesidad de alejarnos de cualquier actividad externa y aislarnos debido a la alta tasa de proliferación del coronavirus , nos vemos obligados a enfrentar un problema extremadamente complejo que nos obliga a romper viejos paradigmas para crear una rutina de vida.

Este no será un desafío fácil para nosotros.

No estamos acostumbrados a parar. Somos una sociedad conectada con la tecnología , vivimos a un ritmo rápido, sin tiempo, porque aprendimos que “el tiempo es dinero”.

Este estado, conocido como: “La aceleración social del tiempo”  Influye en la forma en que vivimos y nos relacionamos con el mundo, causando reacciones en nuestra salud física y mental.  Estamos agotados y cansados.

Este círculo vicioso nos obliga a producir mucho en poco tiempo.

Estamos siendo impulsados ​​por la sociedad de consumo, en la que reinan la búsqueda de bienes materiales y la búsqueda constante de placeres temporales, lo que ayudaría a llenar el vacío de nuestra existencia. El exceso es la medida de nuestra era.

Buscando cumplir con estas demandas, el individuo se ve involucrado en un estado permanente de estrés, con una tensión emocional que causa sufrimiento, angustia , miedo e innumerables enfermedades.

Para sobrevivir a todo esto, aprendemos a vivir en piloto automático, repitiendo patrones de comportamiento sin la más mínima conciencia de dónde estamos poniendo nuestra energía en la vida.

test de ansiedad

¿Qué es el piloto automático?

Cuando nuestra mente vaga por pensamientos, imágenes, recuerdos, anticipación del futuro y no nos damos cuenta de cómo sucede, estamos corriendo en piloto automático. Normalmente entramos en este estado mientras realizamos nuestras actividades de rutina, como si estuviéramos dormidos, sin saber lo que estamos haciendo.

Llevamos a cabo acciones automáticas a diario y son fundamentales para tratar con el mundo.

Esta eficiencia se constituye como una ventaja evolutiva, por un lado, y es el resultado de años de aprendizaje en los que el cerebro crea vías neuronales de acceso inmediato para crear rutinas y hábitos.

Sin embargo, esta ventaja evolutiva también puede activar una vulnerabilidad, que culminará en angustia emocional.

Apagar el piloto automático es despertar, darse cuenta de los patrones de pensamiento y las emociones. Nuestro sistema es sabio.

Si necesitamos detenernos, en algún momento nos indicará y nos veremos obligados a detenernos.

Esto puede suceder cuando nuestros organismos, individuales y colectivos, ya han estado mostrando signos de desgaste, desgaste cada vez más rápido: ansiedad, depresión, miedo, angustia, pánico, soledad, compulsiones, son parte de nuestra vida cotidiana

Y ahora, un virus parece indicar que, como humanidad, estábamos viviendo en piloto automático, en estado de anestesia.

¿Necesitamos un virus letal para detenernos? 

Sí, y vino con la fuerza para derribar numerosos paradigmas en nuestra sociedad.

Hemos estado en un estado de agotamiento emocional durante algún tiempo, y ahora vamos a aprender a crear rutinas y conexiones neuronales que nos permitan salir de forma automática.

Esto solo será posible a través de la creatividad para superar este período, manteniendo nuestra inmunidad física y emocional a altos niveles.

La ciencia ha demostrado durante años la relación entre los factores psicológicos y la salud física de las personas.

Los estados de estrés crónico contribuyen a un estado de agotamiento del organismo, causando su desequilibrio.

Nuestras experiencias y traumas pasados ​​también pueden tener una influencia problemática durante este período difícil.

problemas de salud mental

Crisis individual y crisis colectiva

Hay una cuestión importante que destacar aquí: no decidimos abandonar el piloto automático de forma voluntaria.

Esta situación que sucedió rápidamente nos tomó por sorpresa y sin antecedentes para darnos referencias.

  1. El confinamiento, como estamos viviendo, no fue una elección que hicimos para disminuir nuestro intenso ritmo de vida. Por el contrario, con el virus perdemos nuestra autonomía, nuestra capacidad de hacer cosas y, sobre todo, perdemos nuestro poder para decidir, caminar, circular, realizar tareas. Estamos confinados e impotentes.
  2. Fuimos tomados por sorpresa por un enemigo que, sin previo aviso y sin nuestra autorización, invadió nuestra vida por sorpresa, sin tener tiempo de prepararnos para su llegada.

Tuvimos que aplicar el freno y parar abruptamente. Nos vimos obligados a abandonar la zona de confort, arrojados a un mundo oscuro, con una pandemia sin fecha de finalización.

Si perdemos nuestra libertad, necesitaremos descubrir estrategias internas para volver a aprender cómo vivir. Lo que hice y cómo lo hice parece haber perdido su significado.

El sentimiento puede ser de desesperación, ya que no todos están preparados para lidiar con la pérdida de su libertad.

Ser libre es una condición conquistada por la humanidad, pero poco entendida por nosotros. Después de todo, ¿qué significa ser libre?

Este shock tendrá enormes consecuencias sociales, con un impacto en nuestra salud mental. El primero es el aislamiento social.

Nos priva de una condición emocional fundamental para nuestra supervivencia.

Somos seres de relaciones , gregarios; Necesitamos el contacto, el afecto del otro, a pesar de que tenemos que lidiar con altibajos en las relaciones.

El otro confirma mi existencia en el mundo. Y con este encierro obligatorio, nos encontramos en una situación en la que el simple contacto virtual no satisfará los deseos de la sociedad.

El cuidado estricto de la salud física es esencial y puede determinar si vamos a escapar de la enfermedad, pero en ese momento, estamos obligados a cuidar nuestra salud mental para poder superar este período sin mayores traumas.

Estamos librando una guerra con un enemigo invisible, de naturaleza desconocida, que no se revela. No tiene rostro, puede ocultarse en cualquier lugar y atacarnos en cualquier momento.

Como humanidad, no desarrollamos estrategias mentales / emocionales para enfrentar situaciones como las pandemias. Estamos inmovilizados sin saber cómo medir el tamaño del impacto de esta tragedia en nuestras vidas.

La velocidad con la que nos llega la información tampoco nos tranquiliza, por el contrario, nos hace aún más asustados, sin rumbo, sin dirección.

Nuestra mente adicta a la necesidad de comprender todo para tener la ilusión de control, busca respuestas, anhela las certezas, pero no llegan.

Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU ., Cada persona reacciona de manera diferente a situaciones estresantes ante el brote y depende de su historial de vida, de las cosas que lo diferencian de otras personas. y la comunidad en la que vive.

Es natural sentirse incómodo con una nueva situación y sobre la cual no tenemos control, especialmente cuando sucedió tan abruptamente.

No tuvimos tiempo para procesar y comprender esta situación en la que estábamos inmersos temporalmente. En un escenario como este, las emociones seguramente estallarán.

El primero de una amplia gama de signos que aparecerán durante el brote será el miedo a la muerte, el miedo paralizante sobre el futuro , sobre las finanzas, el miedo a no poder pagar sus deudas, el miedo a nuestros seres queridos. Con miedo, surge la ansiedad.

Puede manifestarse de varias maneras: agitación, estado de alerta; pensamientos obsesivos sobre la enfermedad, la necesidad de ver y escuchar constantemente información sobre el coronavirus; dificultad para realizar tareas diarias. También puede alterar el sueño.

El confinamiento potenciará las reacciones cuando nos enfrentamos a situaciones que normalmente no estaban en exhibición y que ahora están expuestas.

Nos enfrentaremos a nuestros traumas, obsesiones, compulsiones, dramas, ansiedades, problemas…

Los cambios en el sueño o en los patrones de alimentación también son comunes, así como dificultad para concentrarse, empeoramiento de los problemas crónicos de salud y el aumento del uso de alcohol, tabaco u otras drogas y los vicios como las compras en línea y otras compensaciones a través pequeños placeres que ayudan a lidiar con la vida, pero cuyo exceso puede destruir nuestra salud física y mental, e incluso financiera.

Un estudio publicado en The Lancet en marzo de 2020, que revisó más de 3,000 artículos científicos sobre los efectos psicológicos de la cuarentena en nuestra salud mental, concluyó que largos períodos de aislamiento pueden conducir a síntomas psicológicos, como trastornos emocionales, depresión, estrés, trastornos del estado de ánimo, irritabilidad, insomnio y signos de trastorno de estrés postraumático .

Las causas serían:

  • Preocupación por la duración de la cuarentena;
  • Miedo de ser infectado y de poder infectar a alguien;
  • Ver todos
  • Frustración y privación de bienes, como alimentos, salud,
  • El estrés relacionado con la absorción de información, como la falta de claridad, especialmente relacionado con los diferentes niveles de riesgo que corre el individuo,
  • Pérdidas económicas,
  • Trastornos de la alimentación: excesos causados ​​por la ansiedad y la posible dificultad para realizar actividad física.

Ya sabemos que tendremos que lidiar con estos enormes problemas psicológicos después de la cuarentena, pero también podemos aprovechar este momento de cambios radicales en el estilo de vida diario para repensar nuestras relaciones, la forma en que vivíamos, las decisiones que tomamos y qué pretendemos hacer cuando todo esto terminar

¿Qué tipo de persona quiero ser cuando termine la cuarentena?

Hora de sembrar

Estamos entrando en otoño, una época del año en que las temperaturas caen, las hojas de los árboles envejecen, cambian de color y caen. Los árboles están “desnudos”, viviendo la temporada que invita a la recolección y la introspección.

Este otoño, por lo tanto, será muy diferente de los otros en los que vivimos.

La naturaleza muestra una vez más la belleza de su sabiduría: es necesario rendirse, soltar lo que ya no sirve, soltar lo esencial.

Lo que al principio puede parecer una pérdida, en realidad puede ser una ganancia: estamos aprendiendo a lidiar con el tiempo para llegar frescos en las próximas temporadas

La cuarentena de otoño es una invitación a renovar la vida y la madurez. Agradeceremos esta oportunidad de salir de esta crisis mejor y más grande como seres humanos.

Nuestros procesos de cambio toman tiempo para establecerse. Es hora de madurar, hasta que sea hora de cosechar.

El caos es un gran desafío para el crecimiento individual, que es extremadamente difícil y gratificante al mismo tiempo.

En el otoño, es importante enfrentar el miedo y la duda para ver si impiden que se realicen sus ideales más elevados.

Técnicas para regular y fortalecer las emociones.

Si tenemos que estar confinados, tenemos que aprender alguna lección. También será necesario tomar medidas para reducir los efectos de la cuarentena y repensar nuestro modelo de vida actual.

La primera de estas acciones que podemos tomar es crear una rutina en casa para mantener el ritmo cardiaco. Se regula todos los ritmos materiales, así como muchos de los ritmos psicológicos del cuerpo humano para mejorar la inmunidad.

Es importante mantener el tiempo para dormir y despertarse, no quedarse en cama durante todo el día; también mantenga horarios de comidas, baños y actividad física (adapte los ejercicios).

En este momento, otra actitud fundamental es acceder a información adecuada, tanto en volumen como en calidad. Esto va para comunicarse con otros; Es importante mejorar la comunicación, buscando un contacto más armonioso y significativo entre ellos.

Y hablando de otros, una buena actitud para este momento es reemplazar la compulsión por el altruismo. Cuando renunciamos al placer de beneficiar a otros, el cerebro libera oxitocina, una hormona “buena” que puede evitar los atracones.

Una vez que se establece una rutina equilibrada, es hora de buscar en la mente los puntos de preocupación que emanan.

Esta inmersión interna traerá emociones con las que no estamos acostumbrados a lidiar y a vivir. En lugar de dejarse llevar por el torbellino de emociones, con el miedo frente a usted, aproveche la oportunidad para aprender a identificar, conocer y manejar sus emociones.

Pregúntese: “ ¿ De qué tengo miedo? 

Para infectarse y morir? infectarse y matar? o de nuestros seres queridos infectados? pérdidas financieras? de aislamiento? o estar fuera de stock? o rechazo? no poder hacerse cargo de las responsabilidades? Identifique el más grande y comience a trabajar en su mente para lidiar con él.

Realice una evaluación semanal de su estado emocional. Observe cómo se siente, cuáles son sus reacciones, dónde se enfoca su atención. Identifique los puntos que se pueden mejorar y realice ajustes en su planificación.

Reflexiona dónde está oculto tu potencial creativo. Estos períodos de reclusión ayudan a tomar conciencia de nuestra vida para asumir una actitud de compromiso con usted. Es hora de dejar de lado lo que ya no sirve.

Escriba en papel ese proyecto que nunca hizo y comience a dar pasos hacia las próximas temporadas de su crecimiento.

Emociónate con tus pequeñas victorias. Cualquiera sea la acción que haya tomado, cuyo resultado haya sido positivo, celebre su fuerza de voluntad, su coraje para continuar su proceso de autoconocimiento.

Avanzando

Cada pequeño paso interno que tome será importante para el ser humano que desea ser, después de la pandemia.

Calma tu mente y tu corazón. Sal de ti mismo, de tus sentimientos egoístas, permítete ver al otro.

Él puede ser tu maestro, mostrando sus propios defectos. Mírate en el espejo con valor y asume que puedes cambiar. Este es el momento fértil para que mires dentro.

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