Ser ascendido en el Trabajo
Existen momentos en la vida en que, aunque estemos motivados y tengamos un objetivo claro para alcanzar, nada sucede. La gente realmente se esfuerza, evalúa las opciones y examina las alternativas. Aun así, la situación insiste en permanecer siendo la misma.
Así sucede tanto en la vida personal como profesional. Aunque todo vaya bien en el trabajo, es natural desear algo más: evolucionar en la carrera, escalar en la empresa, ser ascendido.
Ocurre que, aun cuando ya se haya trazado una meta, no se consigue transformarla en realidad. Y lo peor: con el tiempo, la frustración puede minar su disposición, dejando el objetivo más distante.
En momentos así, vemos que la psicología y el trabajo tienen una relación que necesitamos entender.
Psicología y Trabajo
Ya hace algún tiempo que la psicología se convirtió en una importante aliada de las empresas.
En el inicio, su principal función dentro del organigrama era mejorar los procesos de selección del personal, estableciendo un perfil del empleado ideal para los objetivos del patrón.
Con el tiempo, los psicólogos direccionaron sus estudios para el entendimiento de la relación entre la satisfacción y el desempeño, buscando en la subjetividad del individuo las condiciones objetivas para la mejoría del ambiente del trabajo (y el consecuente aumento de productividad).
Por tanto, no se trata más de “formatear” a los empleados más eficientes, sino de ayudarlos a encontrar sentido en la realización de su jornada profesional.
Miedo a superar
No todas las familiaridades que se tienen con la psicología actualmente – una vez que su campo de actuación abarque todas las esferas de las relaciones humanas – apaga el temor que algunas personas sienten de esta ciencia.
Persiste la vieja imagen del médico tomando notas en cuanto oyen el monologo de un paciente acostado en el diván. “si no estoy loco, porque necesito de un psicólogo?” – es la pregunta que este estereotipo sugiere.
Sin embargo, nada puede estar más distante de la realidad actual de esta profesión, cuya principal misión es ayudar a solucionar los problemas de nuestro diario vivir. Es, como vemos arriba, incluyendo el trabajo.
Diagnóstico y análisis
Siempre que enfrentamos un dilema, buscamos el apoyo y el consejo de alguien, un familiar, amigo o colega del trabajo.
No obstante, aunque sean sabias y experimentadas, esas personas pueden tan solamente basar su análisis en suposiciones. Sin contar que están emocionalmente envueltas en la situación, o comprometen el juicio.
Además de la exención, el psicólogo cuenta con la experiencia profesional y el conocimiento científico para basar su diagnóstico, buscando en el inconsciente del sujeto la respuesta para su aflicción.
Puede ser una actitud errada, un comportamiento inadecuado para el objetivo trazado, una percepción equivocada del ambiente de trabajo o la ausencia de empatía o de motivación.
En fin, son varios los factores psicológicos que dificultan su progreso en el empleo. Por eso, al estar sólo, es difícil llegar a la raíz del problema.
El psicólogo, por otro lado, puede no solo identificar el nodo, también puede proporcionar la mejor solución, realizando acciones como el mapeamiento de competencias, que optimizan el desempeño profesional y direcciona correctamente los esfuerzos, y orientación en la adopción de una postura de trabajo más productiva.
Consultorio virtual
Se añade a todo esto un bonus: hoy en día, no es preciso salir de casa para encontrar ayuda en esta área. Los consultorios se encuentran más cerca de lo que se piensa, incluyendo en las ventanas de su computador.
Así como muchos otros profesionales, los psicólogos hicieron del internet una extensión del consultorio lo que tomo el servicio más accesible.
En el confort de la casa, logrando poder tratar sus dilemas con el especialista más indicado en su situación, contando aún con la flexibilidad del tiempo que una consulta normal no ofrece.