Para hablar de los celos y envidia en el ambiente de trabajo, primero tenemos que hacer algunas consideraciones sobre estos dos sentimientos de forma general.
Celos y envidia
Celos
Los celos son un sentimiento primario, que está presente en todos los seres que se relacionan de forma afectiva. No elegimos tener celos. Ellos simplemente suceden cuando nuestro objeto de afecto canaliza su atención hacia otra persona u otra cosa. Las personas tienen celos, los animales más evolucionados también tienen. Lo que diferencia un celoso de otro es la intensidad y la forma en la que este sentimiento florece.
Como somos seres cognitivos y sociales, asimilamos la necesidad de domar nuestros impulsos primarios, y podemos escoger racionalmente cómo comportarnos ante un sentimiento. Muchas veces esta elección sale de nuestro control y la manifestación de los celos puede ser inadecuada. Esto varía mucho de persona a persona, también del momento de vida y de la madurez de cada individuo.
Envidia
La envidia es un sentimiento más elaborado. Ella aparece a partir de valores asimilados por las personas y puede ser definida como el deseo de ser como el otro es, o tener lo que el otro tiene. Todos nosotros, seres humanos, ya experimentamos este sentimiento, que es natural y espontáneo.
La envidia puede ser clasificada como productiva o destructiva, dependiendo de cómo la persona reacciona ante este sentimiento. La envidia productiva es aquella que surge a partir de una admiración por otra persona, que nos hace reflejarnos en ella como inspiración para nuestros comportamientos, pero no queremos competir con ella. Queremos tener también algo que tiene, pero no queremos tomar lo que es de ella. En este caso la palabra que define la envidia es la inspiración.
Por otra parte, la envidia destructiva es aquella que moviliza sentimientos destructivos. En este caso la persona se resiente por lo que el otro es, por el brillo que tiene, por los afectos que provoca y por las cosas que posee. La persona no pone el foco en el propio crecimiento, sino en la aniquilación del otro. En este caso la palabra que define la envidia es la destrucción.
En el blog de Yuri se habla que quien sufre celos es que tiene celos y eso es descuidado por el compañero, dado como exagerado. “Entiende quién sufre celos” según el neurocientífico Yuri Busin.
¿Cómo los celos y la envidia se manifiestan en el ambiente de trabajo?
El ambiente de trabajo es un suelo fértil para manifestar estos dos sentimientos por varias razones:
Por ser el centro de la vida de la mayoría de las personas, en el trabajo vivimos nuestras potencialidades, nuestras habilidades, nuestra vanidad, y también nuestros miedos y nuestras fragilidades.
Por la gran competitividad, principalmente en los ambientes corporativos, la inseguridad y la necesidad de presentar los mejores desempeños hace que estos sentimientos se manifiesten muy comúnmente en su forma más inadecuada y destructiva.
Esto suele entorpecer bastante el clima de la organización, pues el foco sale de la productividad y del trabajo en equipo para pasar a la resolución de cuestiones personales, muchas veces sin fundamento, con perjuicio de la buena marcha del flujo de los procesos.
¿Cómo un líder puede lidiar con los celos y la envidia en la empresa?
Concierne al líder del equipo manejar estas cuestiones con serenidad y asertividad.
El proceso de concienciación sobre estos sentimientos puede ser la primera clave para cambiar el comportamiento de las personas. Ya que éstas a menudo funcionan con el “piloto automático” en relación a sus sentimientos. La mayoría de las veces los individuos no tienen conciencia de lo que está provocando un sentimiento inadecuado y malo. Inevitablemente es un pensamiento recurrente, resultado de valores distorsionados y pasibles de revisión.
Todo sentimiento viene de un pensamiento y resulta en un comportamiento, o sea:
El pensamiento genera la sensación y ésta genera el comportamiento.
Cuando aprendemos a elegir nuestros pensamientos, podemos dirigir nuestros sentimientos. Esto deriva en comportamientos más adecuados para nuestra vida y más productivos para la armonía de nuestras relaciones, ya sean personales o profesionales.
El trabajo del líder pasa por el proceso del desarrollo de la conciencia y del auto conocimiento de su equipo. Un sentimiento reconocido, comprendido y validado es un sentimiento pasible de ser domado y adecuado.
En definitiva, un líder debe estar siempre atento a su propio desarrollo para poder ayudar a su equipo en este autodescubrimiento. Así, seguramente formará personas mejores, más correctas y más felices.