Ante los amores que duelen, los amores frustrantes, sufridos, que sumergen a muchas personas en un proceso doloroso de negación de sí mismas y resultan, muchas veces, en cuadros depresivos en que llegan hasta a pensar en dar cabo de sí mismas, hay que reflexionar sobre lo que sostiene éste el tipo de amor que duele.
Las relaciones dolorosas
Muchas veces, por miedo al rechazo y el abandono, este tipo de amor es alimentado aunque ocurren muchos episodios de desconfianza, celos exagerados, escenas de violencia y acoso psicológico, que se repiten y van consolidando el dolor como uno de los sentimientos más vivenciados en la relación amorosa.
Las personas involucradas en ese tipo de relación no pueden percibir que el amor es el encuentro con el otro; es estar junto con placer, es intercambiar afecto de forma sana, que dé posibilidad de plenitud a los dos. No es natural que en una relación a dos una de las partes sea siempre aquella que cede, que excusa, que comprende.
Personas que aman demasiado
Justificar rutinariamente el mal humor, la inestabilidad, las groserías, indiferencia o desprecio por los problemas vividos por la pareja, señala que alguien está amando demasiado en esa relación. Algunas personas se sienten omnipotentes, imaginándose que podrán cambiar el otro, modificar su comportamiento, pero lo que consiguen, en realidad, se siente frustrado porque el resultado esperado no viene nunca.
Muchas veces las personas así se enferman, pero piensan que amar sufriendo es la única manera de amar. Imaginan que sentir dolor y vivir insatisfecho es una experiencia común en las relaciones amorosas y llegan al absurdo de pensar que si no sufren bastante, no aman lo suficiente. Parece inimaginable, pero es muy real y más común de lo que se piensa.
Especialmente cuando se trata de la mujer, no es raro que se encuentren con un compañero enfermo y no afectuoso. Por lo tanto, insisten en mantener la relación; alegando que las otras mujeres con las que él estuvo antes no supieron comprenderlo o complacerlo.
Los males de aceptar un amor que duele
Tienen la ilusión de que sabrán hacer exactamente lo necesario para que él cambie. Ilusión. Sólo ilusión. Muchas veces aceptar un amor que duele es, en realidad, fruto del miedo; miedo de la soledad, de la no aceptación social, miedo de ser ignorada o de ser abandonada o destruida.
Lo que las personas así necesitan es de ayuda; para mirarse, percibir que están inmersas en un proceso de autodestrucción al depender de un amor enfermo para sentirse vivas.
Reconocerse como personas que, amando demasiado, sufren. Para que busquen comprender el origen de esos sentimientos, que tanto puede estar en la infancia, en el patrón familiar, en las experiencias anteriores, como oriundos de una profunda carencia afectiva o de un sentimiento de incompletud que las sujeta a ese tipo de situación como una forma atribuir significado a sus vidas, así como para que puedan obtener instrumentos y competencias emocionales que les permitan modificar sus vidas, librándose del amor enfermizo y buscando la completitud en sí mismas. Sólo podemos amar al otro cuando nos amamos primero.
Si usted está viviendo un amor así y quiere ayuda para lidiar con ese sentimiento, busque un psicólogo. La psicología puede ayudarte!